Me gustaría poner un post más importante, pero como esto es un blog hecho solo por una persona no hay otra forma de ver las cosas que del mismo autor. Con esto no quiero decir que solo una persona pueda escribir en un blog, hay muchos que lo hacen con un grupo de personas que son amigos por lo general.
En verdad he tenido muchos momentos de relajación y meditación que encuentro interesante, algunas piensan que meditar es ponerse en posición del hoto, con los ojos cerrados y haciendo changitos con las manos, pero no, no es así como algunas personas se lo imaginan. Así con esos momentos de meditación hago mis escritos que siempre posteo en mi fotolog.
Les tengo que contar una de mis historias de abuelito cuenta cuentos, que siempre me hecho para darles una idea. Un domingo como cualquiera al terminar mi trabajo dominguero, que hago desde hace años para ganarme mi domingo de cada semana, tuve que esperar mi transporte de regreso a mi penhouse.
El día estaba medio templado, veintisiete grados aproximadamente, el sol estaba a la mitad de su recorrido en el cielo, no había muchas personas en la calle y muchos autos en la avenida en que me dirigía. Cuando llegue a mi parada, la banca de estancia estaba sola, no había ninguna persona. Decidí a sentarme y esperar el camión, muchas de los autos en movimiento se paraban por motivos de un semáforo en rojo los impedía proseguir con su camino.
En ese momento yo estaba en uno de mis pensamientos de mucha mortificación, quería saber si iba a pagar una deuda de una escuela en donde un servidor estudia o comprar unos nuevos tenis. Entonces el aire empeche a ventear con una brisa tan leve que podía mover un pájaro pequeño de un pedestal, mas no tumbarlo. La brisa se podía apreciar, era un viento que te refrescaba con una sensación de irte con el pero atraerlo a tu lado.
Mi pensamiento en ese momento de relajación cambio, diciéndome a mi mismo, "no importa”. No importa que no pague la colegiatura, no importa que no tenga dinero, no importa que no tenga novia, no importa si tengo verdaderos amigos, no importa si saco malas calificaciones; eso lo que pensé en ese momento de meditación tan profunda.
Ese era mi momento, mi persona en toda la verdad, dejándome de mortificaciones con nada en la cabeza para pensar, quería dormirme en esa banca y pasar por un indigente mas. Pero no pude el autobús llego y con una velocidad que pensé que no se iba parar, se detuvo delante de mi y subí con un brinco de mucha rapidez. La imagen era clara para mí, yo volvía a pensar en mis preocupaciones. Ahora creen que ustedes hayan tenido un momento de meditación igual.
lunes, 4 de febrero de 2008
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